(Mt 26,31-35; Lc
22,31-34; Jn 13.36-38).
27 Jesús les dijo:
-Todos vais a fallar,
como está escrito: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. 28Pero
cuando resucite iré delante de vosotros a Galilea.
29 Pero Pedro le
declaró:
-Aunque todos fallen,
yo no.
30Le dijo Jesús:
-Te aseguro que tú,
hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, renegarás de mi tres.
31Pero él insistía
con vehemencia:
-Aunque tuviese que
morir contigo, jamás renegaré de ti. Y todos decían igual.
En Getsemaní.
Oración de Jesús. (Mt 26,26-46; Lc 22,39-46).
32Llegaron a una
finca llamada Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
-Sentaos aquí hasta
que termine de orar.
33Se llevó con él a
Pedro, a Santiago y a Juan y, dejando ver su profundo desconcierto y su
angustia, 34les dijo:
-Me muero de
tristeza. Quedaos aquí y manteneos despiertos.
35Adelantándose un
poco, se dejó caeer a tierra, pidiendo que si era posible no le tocase aquel
momento.
36Decía:
-¡Abba! ¡Padre!, todo
es posible para ti; aparta de mi este trago; pero no se haga lo que yo quiero,
sino lo que quieres tú.
37Se acercó, los
encontró dormidos y dijo a Pedro:
-Simón, ¿estás
durmiendo? ¿No has tenido fuerzas para mantenerte despierto ni una hora?
38Manteneos despiertos y pedid no ceder a la tentación: el espíritu es animoso,
pero la carne es débil.
39Se apartó de nuevo
y oró repitiendo las mismas palabras. 40Se acercó a ellos y de nuevo los
encontró dormidos, pues no conseguían tener los ojos abiertos; y no sabían qué
decirle.
41Se acercó por
tercera vez y les dijo:
-¿Todavía durmiendo y
descansando? ¡Basta ya, ha llegado el momento! Mirad, el Hombre va a ser
entregado en manos de los descreídos. 42¡Levantaos, vamos, que está cerca el
que me entrega!
El prendimiento
(Mt 26,47-56; Lc 22,47-53; Jn 18,2-12).
43Enseguida, mientras
aún estaba hablando, se presentó Judas, uno de los Doce, y con él una multitud
de gente con machetes y palos, de parte de los sumos sacerdotes, los letrados y
los senadores. 44El traidor había convenido con ellos una señal, diciéndoles:
-El que yo bese, ése
es: prendedlo y conducidlo bien seguro.
45Al llegar, se le
acercó en seguida y le dijo:
-¡Rabbí!
Y lo besó con
insistencia. 46Los otros le echaron mano y lo prendieron, 47pero uno de los
presentes tiró de machete e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole el
lóbulo de la oreja.
48 Intervino Jesús
diciéndoles:
-¡Con machetes y
palos habéis salido a capturarme, como a caza de un bandido! 49A diarion me
teníais en el templo enseñando y no me prendisteis. Pero que se cumpla la
Escritura.
50 Todos lo
abandonaron y huyeron.
El joven que
escapa.
51Lo acompañaba un
joven que iba desnudo, envuelto en una sábana, y lo prendieron. 52Pero él,
soltando la sábana, huyó desnudo.
EXPLICACIÓN.
14,27-15,47. Segundo relato (forma narrativa): La pasión y
la muerte. Se compone de un tríptico inicial (14,27-52) y tres secciones: el
juicio ante el Consejo judío (14,53-72), el juicio ante Pilato (15,1-21), la
ejecución de la sentencia (15,22-47).
27-52. Tríptico inicial: Getsemaní. La oración y el
prendimiento, enmarcados por la predicción de la huida de los discípulos
(14,27) y su cumplimiento (14,50) Y seguido de un breve colofón teológico
(14,51-52).
a) (14,27-31): Citando Zac 13,7 describe Jesús lo que va a
suceder (27). La muerte no interrumpirá su vida. Cita en Galilea, región
limítrofe con el mundo pagano (4,35; 5,1; 7,24.31; 8,22a); los discípulos
habrán de abandonar Jerusalén (el judaísmo y su expectación mesiánica
nacionalista), para empezar la misión universal; el Israel mesiánico, al
servicio de la humanidad (28). Presunción de Pedro, pretensión de superioridad
sobre los otros (29). Su defección será más grave; quien no «reniega de sí
mismo» (8,34) acaba renegando de Jesús; tres veces, de manera total y absoluta
(30). Pedro desmiente a Jesús: en caso necesario, está dispuesto a morir en la
lucha para instaurar el reino mesiánico; arrastra a los demás (cf. 1,36; 13,3)
a su postura, enfrentándolos a Jesús (31).
b) (14,32-42): Llegan a Getsemaní, todavía no al Monte de
los olivos (14,26) (32). Oración de Jesús e insolidaridad de los discípulos.
Los tres que habían sido testigos del poder de Jesús sobre la muerte (5,37) y
de su victoria sobre ella (9,2ss); debían estar preparados para aceptar la
muerte de Jesús y hacerla suya (32-33). Me muero de tristeza (lit, «tristísima
está mi alma, hasta la muerte»), cf, Sal 42,5.11; 43,5. La angustia se debe a
que Israel va a rechazar a un Mesías que muere (cf. 15,29-32) y va a condenarse
a la destrucción (cf. 12,9); amor a Israel (cf. 3,13) (34). Este trago o prueba
(lit. «esta copa», cf. 10, 38; 14,23); tentación de Jesús, deseo de una intervención
divina de poder que cambie la situación, pero acepta desde el principio lo que
el Padre decida. La muerte de Jesús va a ser la revelación de la debilidad de
Dios; su amor al hombre está a merced de la libertad humana; ante el rechazo de
Israel, Dios queda impotente; sin embargo, es el único plan posible, y Jesús lo
acepta (35-36). Falta de respuesta de los discípulos; dormir, no estar
dispuestos a la entrega; manteneos despiertos, el mandamiento (13,34.37); deben
asociarse a su oración para vencer la misma tentación. El espíritu es animoso,
posible alusión a las bravatas de Pedro (14; 29.31) (37-38). No podían mantener
los ojos abiertos, incomprensión (6,54; 8,25; cf. Éx 8,15.32; 9,7.34; 1 Sm 3,2)
(40). El Hombre va a ser entregado, cf. 9,31 (41).
c) (14,43-50): Una multitud, el pueblo sometido a los
dirigentes; se mencionan las tres categorías que constituían el Consejo (8,31;
11 ,27; 15,1) (43). Rabbí (cf. 9,5; 11,21, en boca de Pedro): Judas deseaba que
Jesús no rompiera con la tradición que legitima la injusticia (7,8-13); el beso
de Judas realiza el texto de Is 29,13 (Mc 7,6: «este pueblo me honra con los
labios, pero su corazón está lejos de mí») (44-45). Intento de defender a Jesús
con la violencia: no han orado (v. 38), sucumben a la tentación (47). El
prendimiento muestra la mala conciencia de las autoridades, que no se han
atrevido a detener a Jesús en público (cf. 14,1s) (48-49). Defección de todos
los discípulos (cf. 14,27) (50).
51-52. Colofón: El joven, en paralelo con el que aparece en
el sepulcro (16,5), es figura de Jesús mismo: hecho prisionero, deja en manos
de sus enemigos su vida mortal (la sábana, cf. 15,46), pero sigue vivo y libre
(huyó desnudo). Así, en el momento de empezar la pasión, Mc señala
simbólicamente su desenlace (cf. 8, 31;
9, 31; 10, 34; 11,1; 14,27s).
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