(Mt 10,1.5-15; Lc
9,1-6)
7Convocó a los Doce y
comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus
inmundos. 8Les prohibió coger nada para el camino, sólo un bastón: ni pan, ni
alforja, ni dinero en la faja; 9llevar sandalias, sí, pero no ponerse dos
túnicas. 10Además les dijo:
-Cuando en algún
sitio os alojéis en una casa, quedaos en ella hasta que os vayáis del lugar.
11Y si un lugar no os acoge ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de
las suelas, como prueba contra ellos.
12Ellos se marcharon
y se pusieron a predicar que se enmendaran; 13expulsaban muchos demonios y, además,
aplicaban unturas de aceite a muchos enfermos y los curaban.
Miedos de Herodes y
muerte de Juan Bautista (Mt 14,1-12; Lc 9,7-9)
14Como su fama se
había extendido, llegó a oídos del rey Herodes. Unos decían:
-Juan Bautista ha
resucitado de la muerte y por eso las potencias actúan por su medio.
15Otros, en cambio,
opinaban:
-Es Elías.
Otros, por su parte,
decían:
-Es un profeta
comparable a los antiguos.
16Pero Herodes, al
oírlo, decía:
-Aquel Juan a quien
yo le corté la cabeza, ése ha resucitado.
17Porque el tal
Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado,
debido a Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con la que se había casado.
18Porque Juan le decía a Herodes:
-No te está permitido
tener como tuya la mujer de tu hermano.
19Herodías, por su
parte, se la tenía guardada a Juan y quería quitarle la vida, pero no podía;
20porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y
lo tenía protegido. Cuando lo escuchaba quedaba perplejo, pero le gustaba
escucharlo.
21Llegó el día
oportuno cuando Herodes, por su aniversario, dio un banquete a sus magnates, a
sus oficiales y a los notables de Galilea. 22Entró la hija de la dicha Herodías
y danzó, gustando mucho a Herodes y a sus comensales. El rey le dijo a la
muchacha:
-Pídeme lo que
quieras, que te lo daré.
23Y le juró repetidas
veces:
-Te daré cualquier
cosa que me pidas, incluso la mitad de mi reino.
24Salió ella y le
preguntó a su madre:
-¿Qué le pido?
La madre le contestó:
-La cabeza de Juan
Bautista.
25Entró ella
enseguida, a toda prisa, adonde estaba el rey, y le pidió:
-Quiero que ahora
mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
26El rey se
entristeció mucho, pero, debido a los juramentos y a los convidados, no quiso
desairarla. 27El rey mandó inmediatamente un verdugo, con orden de que le
llevara la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, 28le llevó la cabeza
en una bandeja y se la dio a la muchacha: y la muchacha se la dio a su madre.
29 Al enterarse sus
discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
Vuelta de la
misión (Lc 9,10)
30Los enviados se
congregaron adonde estaba Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y todo
lo que habían enseñado. 31Él les dijo:
-Venid vosotros solos
aparte, a un lugar despoblado, y descansad un poco.
Es que eran tantos
los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
32y se marcharon en
la barca, aparte, a un lugar despoblado.
EXPLICACIÓN.
7-32. Tríptico central del primer período.
a) (6,7-13): Se realiza la misión anunciada en 3,14s. Los
espíritus inmundos, el fanatismo de las ideologías (7). Los enviados no deberán
confiar en el dinero, sino en la gente (8). La doble túnica era señal de
riqueza (9). En caso de rechazo, el gesto que hacían los judíos al salir de
tierra pagana, prueba de su alejamiento de Dios (10-11). La misión no refleja
«el secreto del Reino» (4,11); predicar para obtener la enmienda era lo propio
de Juan Bautista (1,4); para Jesús, la enmienda era solamente condición para el
reinado de Dios (1,15).
b) (6,14-29): Las opiniones sobre Jesús lo asimilan a
figuras de! pasado, sin comprender la novedad de su mensaje ni la calidad de su
persona. Opinión de Herodes (14-17). La muerte de Juan, el predicador del cambio
de vida, se debió a la denuncia del adulterio público de Herodes y Herodías,
pero este adulterio sirve de trasfondo a la infidelidad a Dios de los
dirigentes judíos, llamada «adulterio» por los profetas: los notables de
Galilea están en el banquete de Herodes (21), perseguido de Juan {no en el
banquete mesiánico, 2,15), reconociéndolo por rey legítimo. Estos son «los
herodianos» (3,6; 8,15; 12,13). En el plano figurado, Herodías, la adúltera,
representa a estos dirigentes, la hija, al pueblo sin voluntad propia y juguete
en sus manos (paralelos con la hija de Jairo: 5,35 y 6,22: hija; 5,41.42 y
6,28: muchacha). Juan no habría denunciado solamente la inmoralidad personal de
Herodes, sino el connubio entre los dirigentes judíos y el poder del tirano. La
muerte de Juan a manos del poder civil, por instigación del poder judío
(Herodías), preludia la muerte de Jesús.
c) (6,30-32): Los enviados han ejercido en la misión una
actividad (enseñar = proponer el mensaje tomando pie de! AT) que Jesús no les
había encomendado. Él «enseña» solamente a público judío (1,21 b; 2,13; 4,1;
6,2; 9,31, etc.), no cuando habla a grupos en los que hay quienes no proceden
de la institución judía (8,34; 9,35ss, etc.). En la misión universal debían
proclamar la buena noticia, pero sin mezclar categorías judías (cf. 4,35-5,1).
El término aparte (31) indica que Jesús pretende subsanar la incomprensión de
los discípulos (cf. 4,34).
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