jueves, 25 de agosto de 2011

JUICIO ANTE PILATO. CONDENA A MUERTE. Mc 15,1-21.

15 1 Por la mañana los sumos sacerdotes, con los senadores, los letrados y el Consejo en pleno, prepararon su plan y, en seguida, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
2 Pilato lo interrogó:
-¿Tú eres el rey de los judíos?
Él le contestó:
-Tú lo estás diciendo.
3 Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. 4Pilato reanudó el interrogatorio:
-¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús no respondió nada, por lo que Pilato estaba sorprendido.
6 Cada fiesta solía soltarles un preso, el que ellos solicitaran. 7El llamado Barrabás estaba en la cárcel con los sediciosos que en la sedición habían cometido un asesinato. 8Subió la multitud y empezó a pedir que hiciera lo que solía. 9Pilato les contestó:
-¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
10 Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. 11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la multitud a pedir que les soltara mejor a Barrabás.
12 Intervino de nuevo Pilato y les preguntó:
-Entonces, ¿qué queréis que haga con ese que llamáis "el rey de los judíos"?
13 Ellos esta vez gritaron:
-¡Crucifícalo!
14 Pilato les preguntó:
- Pero, ¿qué ha hecho de malo?
Ellos gritaron más y más:
-¡Crucifícalo!
15 Pilato, queriendo dar satisfacción a la multitud, les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de hacerlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.

La burla de los soldados. (Mt 27,27-31; Jn 19,2-3)

16 Los soldados lo condujeron al interior del palacio, es decir, a la residencia del gobernador, y convocaron a todo el batallón. 17Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espino que había trenzado 18y empezaron a hacerle el saludo:
-¡Salud, rey de los judíos!
19 Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían, arrodillándose, le rendían homenaje. 20Cuando terminaron la burla, le quitaron la púrpura, le pusieron su propia ropa y lo sacaron para crucificarlo.
Simón de Cirene: El seguidor hasta el fin. (Mt 27,32; Lc 23,26)
21 A uno que pasaba, a un tal Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que llegaba del campo, lo forzaron a cargar con su cruz.

EXPLICACIÓN.

1-21. Segunda sección: El juicio ante el gobernador, Transición (15,1). Entrega al poder pagano (10,34). 

a) (15,2-5): Interrogatorio. La pregunta de Pilato sugiere que las autoridades judías acusaban a Jesús de sedicioso político (rey de los judíos). Jesús acepta el título, pero con cierta reserva; no puede explicar a Pilato su verdadero sentido (2). Silencio ante las acusaciones (cf. Is 53,7); era insólito que un acusado no se defendiese (3-5). 

b) (15,6-15): La sentencia de muerte. Barrabás; un asesino conocido (6-7). La multitud, la de los peregrinos de todo el país (8). Pilato sabe que Jesús gozaba de mayor popularidad entre la gente que entre las autoridades (11,18.32; 12,12.37), y que éstas veían en él un peligroso rival; de ahí su propuesta (9-10). Los jefes religiosos manipulan a la multitud y la ponen en contra de Jesús; prefieren al que representa la violencia (11). Insistencia del juez, que no ve causa para condenado; fanatismo de la multitud (14). Debilidad de Pilato, que traiciona su propia convicción; la crucifixión, pena capital infligida a los que actuaban «contra el pueblo romano». Se azotaba a los que iban a ser crucificados (15). 

c) (15,16-20): La burla. Los paganos ridiculizan la figura del rey Mesías esperado por los judíos. Desahogan en Jesús todo su desprecio por ese pueblo y sus expectativas de gloria. Parodia insultante de la investidura imperial.


d) (15,21): El seguidor. Uno que pasaba, como Jesús cuando llamaba a seguirlo (1,16; 2,14: «yendo de paso»); representa, por tanto, a un seguidor de Jesús que ejerce la misión; Simón (nombre griego y judío), oriundo del norte de África (no del país judío); cargar con la cruz (de Jesús y suya), cumpliendo la condición del seguimiento (8,34). Es figura del grupo de seguidores que no proceden de la institución judía (2,15: “descreídos/pecadores”; 3,32.34 y 4,10: “los en torno a él”; 5,24b, 7,14 y 8,34: “la multitud”); se contrapone a la figura de Pedro (Simón, 1,16.29.36; 3,16), el discípulo que, aferrado a la ideología del judaísmo, no acepta la muerte de Jesús y reniega de él. Alejandro, nombre griego; Rufo, nombre latino: los que siguen a Jesús hasta el fin dan origen (padre) a comunidades en el mundo entero (14,9).

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