(Mt 9,14-17; Lc
5,33-39)
18Los discípulos de
Juan y los fariseos estaban de ayuno. Fueron a preguntarle:
-Los discípulos de
Juan y los fariseos discípulos ayunan; entonces, ¿por qué razón tus discípulos
no ayunan?
19Les replicó Jesús:
-¿Es que pueden
ayunar los amigos del novio mientras el novio está con ellos? En tanto tienen
al novio con ellos no pueden ayunar. 20Pero llegará un día en que les arrebaten
al novio; entonces, aquel día, ayunarán.
21Nadie le cose una
pieza de paño sin estrenar a un manto pasado; si no, el remiendo tira del manto
-lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor. 22Tampoco echa nadie vino nuevo en
odres viejos; si no, el vino reventará los odres y se pierden el vino y los
odres; no, a vino nuevo, odres nuevos.
EXPLICACIÓN.
18-22. Centro: Ayuno como expresión de arrepentimiento para
obtener el perdón (mención en primer lugar de los discípulos del Bautista, los
que no aceptado su papel de precursor ni, por tanto, el cambio de alianza
anunciado por él; cf. 1,7s). Reprochan a Jesús no imponer esa disciplina
ascética a sus discípulos, no asimilarse a la tradición (18). Jesús niega valor
religioso a la ascética tradicional y, en particular, al ayuno, que vale
solamente como expresión individual de tristeza; los suyos, que han obtenido el
perdón y el Espíritu por la fe (2,5.10), viven en ambiente de alegría
(comparación con la boda). Jesús, el novio/esposo toma el puesto de Dios en la
alianza (cf. 1,8; 14,24: «la alianza mía»; cf. Jr 31,31). La nueva comunidad no
se construye sobre una disciplina de normas, sino sobre la libertad en la
amistad/adhesión a Jesús (los amigos del novio). Cuando llegue el momento de la
tristeza (su muerte), ayunarán; aquel día (en el AT, «el día de Yahvé», el de
su intervención decisiva en la historia), el de la muerte de Jesús (19-20). Más
en general, las instituciones de la antigua alianza (manto, odres viejos) son
incapaces de contener y expresar la nueva realidad del Reino. El vino, símbolo
del amor nupcial (Cant 1,2; 7,10; 8,2).
Todo intento de armonizar lo nuevo con lo viejo, el mensaje de Jesús con las
categorías del pasado, está condenado al fracaso; se estropearía aún más lo
antiguo y sería la ruina de lo nuevo (21-22).
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