viernes, 12 de agosto de 2011

LOS DISCÍPULOS Y "LOS CHIQUILLOS" O NUEVOS SEGUIDORES. Mc 10,13-31.

(Mt 19,13-15; Lc 18,15-17)

13Le llevaban chiquillos para que los tocase, pero los discípulos se pusieron a regañarles. 14Al verlo Jesús, les dijo indignado:
-Dejad que los chiquillos se me acerquen, no se lo impidáis, porque los que son como éstos tienen a Dios por rey. 15Os lo aseguro: quien no acoja el reino de Dios como un chiquillo, no entrará en él.
16y, abrazándolos, los bendecía imponiéndoles las manos. 

El hombre rico (Mt 19,16-22; Lc 18,18-23) 

17Mientras salía de camino se le acercó uno corriendo y, arrodillándose ante él, le preguntó:
-Maestro insigne, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?
18Jesús le contestó:
-¿Por qué me llamas insigne? Insigne como Dios, ninguno. 19Ya sabes los mandamientos: no mates, no cometas adulterio, no robes, no des  falso testimonio, no defraudes, sustenta a tu padre y a tu madre.
20ÉI le declaró:
-Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven:
21Jesús se le quedó mirando y le mostró su amor diciéndole:
-Una cosa te falta: ve a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres, que tendrás en Dios tu riqueza; y anda, ven y sígueme.
22 A estas palabras, el otro frunció el ceño y se marchó entristecido, pues tenía muchas posesiones.

Los discípulos y la riqueza (Mt 19,23-30; Lc 18,24-30) 

23Jesús, paseando la mirada alrededor, dijo a sus discípulos:
-¡Con qué dificultad van a entrar en el reino de Dios los que tienen el dinero!
24 Los discípulos quedaron desconcertados ante estas palabras suyas. Jesús insistió:
-Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios para los que confían en la riqueza! 25Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que no que entre un rico en el reino de Dios.
26Ellos comentaban, enormemente impresionados:
-Entonces, ¿quién puede subsistir?
27Jesús se les quedó mirando y les dijo:
-Humanamente, imposible, pero no con Dios; porque con Dios todo es posible.
28Pedro empezó a decirle:
-Pues mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos venido siguiendo.
29Jesús declaró:
-Os lo aseguro: No hay ninguno que deje casa, hermanos o hermanas, madre o padre, hijos o tierras, por causa mía y por causa de la buena noticia, 30que no reciba cien veces más: ahora, en este tiempo, casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y tierras -entre persecuciones- y, en la edad futura, vida definitiva.
31Pero todos, aunque sean primeros, han de ser últimos, yesos últimos serán primeros.

EXPLICACIÓN

13-31. Segundo tríptico: La aceptación del Reino.

a) (10,13-16): Chiquillos, como en 9,36: nuevos seguidores de Jesús, no procedentes del judaísmo, que aceptan plenamente su programa. Oposición de los discípulos (la misma de Pedro a Jesús en 8,32). De nuevo la tensión entre los dos grupos (cf. 9,37) (13). Indignación de Jesús. No se lo impidáis, como en 9,39, también de un seguidor no israelita; de los que son como ellos (lit. «de estos tales»): de los que se hacen «últimos de todos y servidores de todos» (9,35); disposición necesaria para acoger el reinado de Dios y gozar de él; para ellos ya ha llegado (cf. 1,15: «está cerca») (14-15). Identificación y afecto (abrazándolos, cf. 9,36; 3,35); bendición: abundante comunicación de vida a los que han producido (4,24s) (16).

b) (10,17-22): La riqueza, obstáculo para seguir a Jesús. Un hombre angustiado busca solución para el problema crucial: superar la muerte. Reconoce en Jesús un saber superior (Maestro insigne) (17). En este asunto, los judíos han tenido al mejor de los maestros, Dios (18). Condición mínima para obtener vida definitiva: no ser personalmente injusto. De los diez mandamientos, Jesús omite los tres primeros, cita solamente los éticos, los que se refieren al prójimo. Mc añade no defraudes, no privar a otro de lo que se le debe. Invierte el orden (el cuarto, al final): la obligación para con la familia no exime de la obligación para con la humanidad (19). Fidelidad de aquel hombre (20). Le demostró su amor invitándolo a incorporarse al grupo de discípulos; una cosa te falta: acoger el reinado de Dios como un chiquillo (10,15), abandonando la riqueza (8,34: «reniegue de sí mismo») para hacerse último y servidor de todos (9,35). Aunque personalmente no es injusto, está implicado, por su riqueza, en la injusticia de la sociedad. Para construir el reino de Dios (la sociedad nueva) no basta ser justo personalmente, hay que eliminar la base de la injusticia, la desigualdad y la dependencia creadas por la acumulación de riqueza. Dar a los pobres, sin esperanza de recuperarlo; tendrás en Dios tu riqueza (lit. «tendrás un tesoro en el cielo») se refiere a 1 O, 14: «tienen a Dios por rey»: renunciando a la seguridad del capital se obtiene la que procura el cuidado de Dios por los suyos. El hombre, atado por su apego a la riqueza (22).

c) (23-31): Desconcierto de los discípulos: piensan que en el reino de Dios (la nueva sociedad) continúan existiendo la riqueza individual y la dependencia que ésta crea (cf. 6,36s). (24: Para los que confían en la riqueza, frase muy bien atestiguada y requerida por el v. 25). Insistencia de Jesús (23-24). Ellos se preguntan si es posible la subsistencia sin el apoyo de la riqueza material de algunos del grupo (subsistir, gr. sóthenai, escapar de un peligro, aquí el de la indigencia; vse. en 8,35 los dos sentidos de «salvar su vida») (26). La subsistencia es posible con la entrega y solidaridad que produce el reinado de Dios (27). Pedro quiere una respuesta concreta, mostrando la situación del grupo (28). La respuesta de Jesús no se refiere en particular al grupo de discípulos (israelitas), sino a cualquier seguidor que lo abandone todo para manifestar su adhesión a él y dedicarse a la propagación del mensaje. En el Reino ?O habrá miseria, sino afecto y abundancia para todos, pero sin desigualdad (nótese la supresión del padre, figura de la autoridad, en la segunda enumeración); hostilidad de la sociedad (entre persecuciones); además, heredarán la vida definitiva (29-30).


31. Colofón: Todos, aunque sean primeros (el caso del rico), han de hacerse últimos, optando por la pobreza (10,21; cf. 9,35). No se puede entrar en el Reino manteniendo una posición (cf. 10,21.23-35) que crea dependencia dentro del grupo. Todos esos últimos serán primeros, pues su opción (renuncia a la ambición y servicio mutuo) creará para todos igualmente una comunidad de amor y abundancia (cf. 10,29s) (31). Para la traducción, vse. Mt 19,30.

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