7b Una enorme
muchedumbre procedente de Galilea, de Judea 8y de Jerusalén, de Idumea,
Transjordania y las comarcas de Tiro y Sidón, una muchedumbre enorme que se
había ido enterando de todo lo que hacía, acudió a él.
9Dijo a sus
discípulos que le tuvieran preparada una barquilla por causa de la gente, para
que no lo oprimieran, 10pues, como había curado a muchos, se le echaban encima
para tocarlo todos los que padecían algún tormento. 11 Y los espíritus
inmundos, cuando percibían su presencia, se postraban ante él y gritaban:
-Tú eres el Hijo de
Dios.
12 Pero él les
conminaba una y otra vez a que no lo hicieran público.
EXPLICACIÓN.
7b-12. Colofón de la primera sección: Al conocer la
actividad de Jesús en favor de los oprimidos, por encima de toda ley religiosa,
acude a él una muchedumbre tanto judía (Galilea, Judea, Jerusalén) como pagana
(Idumea, Transjordania, Tiro y Sidón) (universalidad), que ve en él un
liberador. La expresión repetida (7b: enorme muchedumbre; 8: muchedumbre
enorme) alude a Ez 47,10 LXX, donde se habla de la cantidad enorme de peces y
se menciona a los pescadores (7b-8). El ansia de salir a cualquier precio de su
situación quiere forzar la libertad de Jesús, quien amenaza con marcharse
(9-10). Los espíritus inmundos rinden homenaje a Jesús, ofreciéndole un
liderazgo violento (el Hijo de Dios en sentido mesiánico judío).
Reaparece la tentación de poder anunciada en «el desierto»
(11; cf. 1,13.24). Jesús les manda callar, pero no los expulsa (12). Estas
multitudes son los peces que habrán de pescar sus seguidores (1,17: «pescadores
de hombres»). (En v. 7 se rechaza la lectura «lo siguieron», aplicada a las
multitudes de Galilea.)
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