domingo, 7 de agosto de 2011

REACCIÓN DE LAS MULTITUDES. Mc 3,7b-12.

7b Una enorme muchedumbre procedente de Galilea, de Judea 8y de Jerusalén, de Idumea, Transjordania y las comarcas de Tiro y Sidón, una muchedumbre enorme que se había ido enterando de todo lo que hacía, acudió a él.
9Dijo a sus discípulos que le tuvieran preparada una barquilla por causa de la gente, para que no lo oprimieran, 10pues, como había curado a muchos, se le echaban encima para tocarlo todos los que padecían algún tormento. 11 Y los espíritus inmundos, cuando percibían su presencia, se postraban ante él y gritaban:
-Tú eres el Hijo de Dios.
12 Pero él les conminaba una y otra vez a que no lo hicieran público.

EXPLICACIÓN.

7b-12. Colofón de la primera sección: Al conocer la actividad de Jesús en favor de los oprimidos, por encima de toda ley religiosa, acude a él una muchedumbre tanto judía (Galilea, Judea, Jerusalén) como pagana (Idumea, Transjordania, Tiro y Sidón) (universalidad), que ve en él un liberador. La expresión repetida (7b: enorme muchedumbre; 8: muchedumbre enorme) alude a Ez 47,10 LXX, donde se habla de la cantidad enorme de peces y se menciona a los pescadores (7b-8). El ansia de salir a cualquier precio de su situación quiere forzar la libertad de Jesús, quien amenaza con marcharse (9-10). Los espíritus inmundos rinden homenaje a Jesús, ofreciéndole un liderazgo violento (el Hijo de Dios en sentido mesiánico judío).


Reaparece la tentación de poder anunciada en «el desierto» (11; cf. 1,13.24). Jesús les manda callar, pero no los expulsa (12). Estas multitudes son los peces que habrán de pescar sus seguidores (1,17: «pescadores de hombres»). (En v. 7 se rechaza la lectura «lo siguieron», aplicada a las multitudes de Galilea.)

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