(Mt 15,21-28)
24Se marchó desde
allí a la comarca de Tiro. Entró en una casa, no queriendo que nadie se
enterase, pero no pudo pasar inadvertido. 2 Una mujer que había oído hablar de
él, y cuya hijita tenía un espíritu inmundo, llegó en seguida y se echó a sus
pies. 26La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el
demonio de su hija. 27Elle dijo:
-Deja que primero se
sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a
los perros.
28Le contestó ella:
-Señor, también los
perros debajo de la mesa comen las migajas que dejan caer los chiquillos.
29Elle dijo:
-Por eso que has
dicho, puedes marcharte: el demonio ha salido de tu hija.
30 Al llegar a su
casa encontró a la chiquilla echada en la cama; el demonio se había marchado.
31Dejó Jesús la
comarca de Tiro, pasó por Sidón y llegó de nuevo al mar de Galilea por mitad
del territorio de la Decápolis.
Incomprensión de
los discípulos: El sordomudo
32Le llevaron un
sordo tartamudo y le suplicaron que le aplicase la mano. 33Lo tomó aparte,
separándolo de la multitud, le metió los dedos en los oídos y con su saliva le
tocó la lengua. 34Levantando la mirada al cielo dio un suspiro y le dijo:
-Effatá (esto es:
«ábrete»).
35Inmediatamente se
le abrió el oído, se le soltó la traba de la lengua y hablaba normalmente.
36Les advirtió que no lo dijeran a nadie, pero, cuanto más se lo advertía, más
y más lo pregonaban ellos. 37Extraordinariamente impresionados, decían:
-¡Qué bien lo hace
todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
El pan del éxodo
para los paganos (Mt 15,32-39)
8 1 Por aquellos días, como
había otra vez una gran multitud y no tenían qué comer, convocó a los
discípulos y les dijo:
2-Me conmueve esta
multitud, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer; 3y si los
mando a su casa en ayunas, desfallecerán en el camino. Además, algunos de ellos
han venido de lejos.
4Le replicaron sus discípulos:
-¿Cómo va a poder
nadie saciar a éstos de pan aquí en descampado?
5Él les preguntó:
-¿Cuántos panes
tenéis?
Contestaron:
-Siete.
6Mandó a la multitud
que se echara en el suelo; tomando los siete panes, pronunció una acción de
gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran;
ellos los sirvieron a la multitud. Tenían además unos cuantos pececillos; los
bendijo y encargó que los sirvieran también.
8Comieron todos hasta
saciarse y recogieron los trozos que habían sobrado: siete espuertas. 9Eran
unos cuatro mil, y él los despidió.
Travesía. La
doctrina de fariseos y herodianos (Mt 12,38s; 16,1-12; Lc 11,16-29; 12,54-56)
10Se montó en la
barca con sus discípulos y fue derecho a la región de Dalmanuta. 11Salieron
unos fariseos y empezaron a discutir con él, exigiéndole, para tentarlo, una
señal del cielo. 12Dando un profundo suspiro, dijo:
-¡Cómo!, ¿esta
generación exige una señal? Os aseguro que a esta generación no se le dará
señal.
13Los dejó, se
embarcó de nuevo y se marchó al otro lado.
14 A los discípulos
se les había olvidado coger panes y llevaban en la barca más que un pan.
15Jesús les estaba advirtiendo:
-Mirad: cuidado con
la levadura de los fariseos y con la levadura de los herodianos.
16Pero ellos estaban
diciéndose unos a otros:
-No tenemos panes.
17 Al darse cuenta,
les dijo Jesús:
-¡Cómo! ¿Diciéndoos
que no tenéis panes? ¿No acabáis de reflexionar ni de entender? ¿Tenéis la
mente obcecada? 18¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? (No os
acordáis? 19Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿cuántos cestos
llenos de sobras recogisteis?
Le contestaron:
-Doce.
20-Y cuando partí los
siete para los cuatro mil; ¿cuántas espuertas llenas de sobras recogisteis?
Le contestaron:
-Siete.
21Él les dijo:
-Y ¿todavía no
entendéis?
22ª Y llegaron a
Betsaida.
Curación de un
ciego: Incomprensión de los discípulos
22b Le llevaron un
ciego y le suplicaron que lo tocase. 23Cogiendo de la mano al ciego lo condujo
fuera de la aldea; le echó saliva en los ojos, le aplicó las manos y le
preguntó:
-¿Ves algo?
24Empezó a ver y
dijo:
-Veo a los hombres,
porque percibo como árboles que andan.
25Luego le aplicó
otra vez las manos a los ojos y vio del todo: quedó normal y lo distinguía todo
a distancia.
26Jesús lo mandó a su
casa diciéndole:
-¡Ni entrar siquiera
en la aldea!
EXPLICACIÓN.
La segunda parte de la sección (7,24-8,26) está construida
en paralelo con la primera, pero referida a los paganos. De ahí el viaje de
Jesús fuera del país judío (7,24: Tiro; 7,31: Tiro y Sidón, la Decápolis).
a) (7,24-30): La sociedad pagana, antes considerada desde el
punto de vista de los esclavos (5,2-20), está ahora representada por la
sirofenicia (clase dominante) y su hija (clase dominada), en paralelo con Jairo
y su hija (sociedad judía institucional) (cf. 5,23 Y 7,25: hijita; 5,35 y
7,25.29: su/tu hija; 5,39ss y 7,30: la chiquilla); la clase dominada tiene un
espíritu inmundo (25, cf. 5,2), está endemoniada (7,26.29.30, cf. 5,15), es
decir, alienada por el fanatismo de una ideología que la lleva a la
autodestrucción. La sociedad pagana legitimaba la esclavitud (5,2ss, geraseno),
reconocía derechos a una parte de sus miembros y los negaba a los restantes
(esclavos, en paralelo con los marginados en Israel). La mujer, en paralelo con
Jairo, le pide la liberación de la hija, es decir, que los oprimidos dejen su
actitud de violencia. Jesús no expulsa este demonio; replica a la mujer
enunciando el principio discriminatorio que los judíos aplicaban a los paganos
(27: perros), equivalente al que ella aplica dentro de su sociedad. Ella
responde reconociendo el derecho de todos (28) y renunciando así a la
discriminación social. Por este mismo hecho queda liberada la chiquilla (clase
antes dominada) de su ideología violenta (el demonio), que tenía su origen en
la violencia del sistema (cf. 5,12) (29-30). Al renunciar a la injusticia
(1,15: «enmendaos») se abre para el paganismo la posibilidad del reinado de
Dios (cf. 8,1ss).
b) (7,31-37): Los casos de sordera o ceguera en el Evangelio
(cf. 8,24b; 10,46b) escenifican la incomprensión expresada en 4,12 (“por más
que vean no perciban y por más que escuchen no entiendan”). El episodio está en
paralelo con el de 6,35-37, que mostraba la incomprensión de los discípulos
antes del reparto de pan a la multitud judía. Son los discípulos o seguidores
israelitas, no mencionados en la escena y que no habían entendido el dicho
anterior de Jesús (7,18), quienes están representados por el sordo tartamudo
(cf. Is 35,6 LXX, del éxodo de Babilonia, lo que pone a la escena en clave de
liberación de una esclavitud, la de la ideología nacionalista de poder). No
entienden el mensaje de Jesús por no haber aceptado la universalidad del Reino.
La curación se hace separándose de la multitud (seguidores no israelitas, cf.
7,14) (33), como en 7,17ss la pregunta de los discípulos y la respuesta de Jesús.
Suspiró, tristeza, pena (cf. 8,12, de los fariseos) (34). El plural los sordos,
los mudos, en la frase final (37), que se refiere a la única curación anterior,
muestra de nuevo que el sordo es una figura representativa.
c) (8,1-9). Centro: El pan del éxodo para los paganos (cf.
7,31), en paralelo con el dado a los judíos (6,38-46). En aquellos días, los
del cumplimiento de las promesas (cf. 1,9). Nótense las diferencias de términos
con el otro episodio: «cestos» (6,43), corresponde a un término usado en
Palestina; espuertas (8,8), a otro usado en territorio griego; siete panes,
totalidad (cf. 6,38.41:, «cinco panes»), siete espuertas (8,8), en relación con
las 70 naciones (su número, según la creencia del tiempo), en lugar de «doce
cestos» (Israel) (6,43); cuatro mil (8,8,cf. 2,3: «cuatro»), representación de
la humanidad entera (cuatro puntos cardinales). Jesús toma la iniciativa (1);
me conmueve, cf. 6,34 (2). La multitud ha dado ya su adhesión a Jesús (llevan
ya tres días conmigo, cf. Os 6,2); de lejos, de pueblos paganos (Is 5,25; Jr
4,6.20; 31/38,10). Echarse, libertad (cf. 2,15); en el suelo, lit. «en la
tierra», universalidad (cf. 2,10; 4,26.31). Los discípulos, al servicio de los
pueblos paganos (6). Compartiendo el pan, como don .de Dios, se puede
satisfacer el hambre del mundo. Jesús realiza el éxodo (alternativa) fuera de
la sociedad pagana injusta, lo mismo que antes de la sociedad judía.
d) (8,11-22a): Travesía en paralelo con la de 6,47-53. El
mal espíritu, representado allí por el viento contrario (6,48), está
personificado aquí por los fariseos, que continúan la tentación del desierto
(11: para tentarlo, cf. 1,13)). En vista del éxodo liberador propuesto por
Jesús en favor de los paganos (8,1-9), exigen de él una señal espectacular (cf.
Sal 78,24; 105,40), prenda de una intervención divina extraordinaria cf. 13,4).
Quieren ver en Jesús un mesianismo inspirado en la acción liberadora de Moisés,
que salvó a Israel destruyendo a los enemigos. Suspiró, tristeza (cf. 7,34, del
sordo/discípulos; 3,5: «apenado», por los fariseos); generación, la del Mesías,
infiel como la del éxodo (Sal 95/94,10s). No habrá señal (cf. 13,14ss). Coger
panes en tierra judía (Dalmanuta), llevar consigo la doctrina del judaísmo,
superioridad judía; el único pan, la doctrina de Jesús (compartir y servir
igualmente a judíos y paganos, 6,41; 8,6), la única necesaria; no les basta,
siguen queriendo combinarla con su nacionalismo (4,35-51; cf. 2,21s). La levadura
se consideraba un principio corruptor del pan/doctrina (el término designaba
también al pan fermentado); de los fariseos, su ideología mesiánica
nacionalista (11); de los herodianos (cf. 3,6; 12,13, mejor que «de Herodes»),
reconocer un rey no querido por Dios, aludiendo también al Mesías de poder
(6,21): ambas ideologías corrompen el mensaje. Los discípulos siguen sin
comprender (Jr 5,20; Is 6,9s; Ez 12,2; 4,11s, «los de fuera»; 7,18) (18),
obcecados (3,5, de los fariseos; 6,52). Jesús les recuerda los episodios de los
panes; del único pan que llevan puede salir la abundancia (19-21). La ceguera
que Jesús les reprocha explica el episodio siguiente. Betsaida (22a) Julias,
ciudad fuera del territorio propiamente judío, meta propuesta por Jesús para la
travesía anterior (6,45).
e) (8,22b-26): En paralelo con las curaciones de 6,54-56. El
ciego, como el sordo de 7,32-37, representa a los discípulos; en los profetas
«abrir los ojos de los ciegos», equivale a liberar de la opresión (cf. Is
35,5s; 61,1) (22b). Cogiéndolo de la mano, lo condujo fuera de la aldea (23),
cf. Jr 31/38,32 LXX: «cuando los cogí de la mano para conducirlos fuera de
Egipto»; se trata, pues, de una liberación; el lugar de la opresión es la
aldea, la sociedad judía dominada ideológicamente por «la ciudad» (Jerusalén,
cf. 11,19; 14,13), con su expectación de la gloria nacional; ésta ciega a los
discípulos, impidiéndoles comprender el mesianismo de Jesús. Curación en dos
momentos: los hombres (cf. 7,8: «la tradición de los hombres»; 4,11: «los de
fuera») componen la aldea; como árboles, que ni ven ni oyen (4,12). El segundo
momento los capacita para ver y entender. El significado de «la aldea»
justifica que Jesús prohíba volver a ella (26). Termina el primer período de la
vida pública de Jesús.
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