viernes, 12 de agosto de 2011

VI. CENTRO DEL SEGUNDO PERÍODO: LA SUBIDA A JERUSALÉN. Mc 10,32-11,11.

Tercer anuncio de la muerte-resurrección (Mt 19,13-15; Lc 18,15-17)

32Iban por el camino, subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante; ellos estaban desconcertados, y los que lo seguían iban con miedo. Otra vez se llevó con él a los Doce y se puso a decirles lo que estaba para sucederle:
33-Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados: lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos; 34se burlarán de él, lo azotarán y lo matarán, pero a los tres días resucitará. 

Ambición de Santiago y Juan (Mt 20,20-24) 

35Se le acercaron los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-Maestro, queremos que lo que te pidamos lo hagas por nosotros.
36Elles preguntó:
-¿Qué queréis que haga por vosotros?
37Le contestaron ellos:
-Concédenos sentamos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda el día de tu gloria.
38Jesús les replicó:
-No sabéis lo que pedís; ¿sois capaces de pasar el trago que yo voy a pasar, o de dejaros sumergir por las aguas que me van a sumergir a mí?
39Le contestaron:
-Sí, lo somos.
Jesús les dijo:
-El trago que voy a pasar yo, lo pasaréis, y las aguas que me van a sumergir a mí os sumergirán a vosotros:
40pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no está en mi mano concederlo más que a aquellos a quienes esté destinado.
41 Al oírlo, los otros diez dieron rienda suelta a su indignación contra Santiago y Juan.

Instrucción de Jesús: El servicio (Mt 20,25-28; Lc 22,24-27)

42Jesús los convocó y les dijo:
-Sabéis que los que figuran como jefes de las naciones las dominan, y que sus grandes les imponen su autoridad.
43No ha de ser así entre vosotros; al contrario, entre vosotros, el que quiera hacerse grande ha de ser servidor vuestro, 44y el que quiera ser primero, ha de ser siervo de todos; 45porque tampoco el Hombre ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
46ªy llegaron a Jericó. 

Curación del ciego Bartimeo (Mt 20,29-34; Lc 18,35-43) 

46bCuando salía de Jericó con sus discípulos y una considerable multitud de gente, el hijo de Timeo,  Bartimeo, ciego, estaba sentado junto al camino pidiendo limosna.
47 Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
-Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí,
48Muchos le intimaban a que guardase silencio, pero él gritaba más y más:
-Hijo de David, ten compasión de mí,
49Jesús se detuvo y dijo:
-Llamadlo.
Llamaron al ciego diciéndole:
-Animo, levántate, que te llama.
50Él tiró a un lado el manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús.
51Entonces Jesús le preguntó:
-¿qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
-Rabbuni, que recobre la vista.
52Jesús le dijo:
-Vete, tu fe te ha salvado.
 Inmediatamente recobró la vista y lo seguía en el camino. 

Entrada en Jerusalén (Mt 21,1-11; Lc 19,28-40; Jn 12,12-19) 

11 1Cuando se acercaban a Jerusalén, esto es, a Betfagé y Betania, en dirección al Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos 2diciéndoles:
-Id a la aldea que tenéis enfrente; al entrar en ella encontraréis enseguida un borrico atado que nadie ha montado todavía; desatadlo y traedlo. 3Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: «El Señor lo necesita y lo devolverá cuanto antes».
4Fueron ellos, encontraron el borrico fuera, en la calle, atado a un portón, y lo desataron. 5 Algunos de los que estaban allí les dijeron:
-¿Qué hacéis desatando el borrico?
6Ellos les contestaron como les había dicho Jesús, y los dejaron.
7Llevaron el borrico adonde estaba Jesús, lo cubrieron con sus mantos y él se sentó encima. Muchos alfombraban el camino con sus mantos; otros, en cambio, con ramas que habían cortado en las fincas. 9Los que iban delante y los que seguían gritaban:
-i Sálvanos! iBendito el que viene en nombre del Señor!
10¡Bendito el reinado que llega, el de nuestro padre David!
iSálvanos desde lo alto!
11Entró en Jerusalén, esto es, en el templo, lo miró todo en torno y, como era ya tarde, salió para Betania con los Doce.

EXPLICACIÓN.

10,32-11,11. Sexta sección, centro del segundo período: Subida y llegada a Jerusalén. Como en el tríptico central del primer período (6,7-32), aparece el tema del poder (6,14: "el rey Heredes»: 6,21: «sus magnates»; 10,42: «los jefes de las naciones», «sus grandes»): además, la muerte de Juan Bautista (6,27-29) a manos del poder está en paralelo con la de Jesús, que él anuncia ahora. Se cierra el tema del «camino» (10,52; 11,8) Y se abre el de Jerusalén (10,32.33; 11,1.11.15.27).

a) (10,32-34): Subida a Jerusalén. Tercer anuncio de la muerte-resurrección. Suben con Jesús los dos grupos, los Doce/los discípulos (desconcertados) y "los seguidores» no israelitas (con miedo). Jesús informa a los Doce (no les enseña, cf. 8,31; 9,31) de lo que va a ocurrirle a él. Ante esto, ellos, el Israel mesiánico, deberían romper de una vez con las ideologías de la institución judía que va a procurar la muerte de Jesús, con los círculos de poder religioso y político (sumos sacerdotes) y los expertos de la Ley (letrados). Primera mención de la entrega a los paganos y los ultrajes.

b) (10,35-45): Como después del segundo anuncio de la muerte (9,31), se manifiesta la ambición de los discípulos (cf. 9,34). Santiago y Juan, «los Truenos» (= los autoritarios, 3,17). Sin darse por enterados del anuncio anterior, esperan que Jesús ocupará el trono de Israel y solicitan para ellos los primeros puestos (35-37). Jesús les propone otro programa: aceptar una muerte como la suya (38; cf. 8,34); pasar el trago (lit. "beber la copa») y ser sumergido por las aguas (lit. «ser bautizado») son figuras de su muerte (cf. 14,23s.36; 1,9), en el doble aspecto, activo y libre (entregarse) y pasivo (ser entregado) (38). Aunque lo acepten, no serán los únicos, y Jesús no juzga de la calidad de la entrega; es cosa del Padre (cf. 4,27; 13,32) (30-40). La ambición, causa de división (cf. 9,50); los diez, como en el cisma de las tribus (1 Re 12) (41).

c) Centro (10,42-46a): Al tomar como contraste para la conducta en la comunidad a los poderes paganos, Jesús compara con ellos el ideal mesiánico de los discípulos (42). La nueva sociedad (el reino de Dios) excluye el poder o el dominio; servidor vuestro (cf. 9,35), actitud dentro de la comunidad (43); siervo/esclavo (primera vez en Mc) de todos, actitud con los de fuera, aludiendo a la situación de la humanidad pagana, donde la sociedad legitimaba la esclavitud (cf. 5,2-20; 7,24-31); la denominación implica, pues, solidaridad con esos oprimidos (44). El Hombre (Jesús y los que aspiran a la plenitud humana) no reclama ser Servido (dominar, ser grande a la manera de este mundo); dentro de la comunidad, su actitud es el servicio; respecto a los oprimidos/esclavos la de entregar su vida para rescatarlos (45).

d) (10,46b-52): El ciego, de nuevo figura de los discípulos/ los Doce (8,18.22b-26; 4,12), que no comprenden el mesianismo de Jesús ni su entrega (10,38.45). Hijo de Timeo, es decir, «discípulo del Apreciado» (el Mesías davídico), en oposición a Jesús, el «despreciado» en su tierra (6,4). Sentado junto al camino, el lugar donde cae el mensaje y no da fruto (4,15) (46). Nazareno, la multitud espera una actuación violenta en Jerusalén (cf. 1,9.24). La invocación del ciego/discípulos manifiesta en primer lugar su falsa concepción del Mesías, causa de su ceguera (Hijo de David; cf. 12,35-37), Y en segundo lugar su adhesión a Jesús (Jesús). En paralelo con el padre del chiquillo epiléptico (9,24), muestra fe y falta de fe y pide la ayuda de Jesús (ten compasión de mí; 9,24: «ayúdanos»). Esta petición necesitaban los discípulos para librarse de la idea mesiánica que les impedía el seguimiento y la misión, según les había dicho Jesús (9,29). La mayoría quiere impedírselo (47-48). ¿Qué quieres que haga por ti?, como a los Zebedeos (10,36) (51). Tu fe te ha salvado, como a la mujer con flujos (5,34). Seguimiento (en el camino, 8,27; 9,33b.34; cf. v. 46: «junto al camino») (52).


e) (11,1-11): Llegada a Jerusalén. Betfagé y Betania, ejemplos de «la aldea» (8,23.26), incluidas en / dominadas por Jerusalén, es decir, por los círculos dirigentes (10,33); manipulación del pueblo. El monte de los Olivos, meta última de Jesús más allá de Jerusalén (lugar de su muerte), anuncia su estado glorioso (cf. 13,3; 14,25) ("el monte", la esfera divina en contacto con la historia, 3,13), ahora en relación con Israel ("de los Olivos") (1). Misión de dos discípulos (cf. 6,7): publicar la idea del mesianismo pacífico, ocultada por la institución; la aldea (8,23.26), la sociedad judía dominada ideológicamente por «la ciudad» (Jerusalén, 11,19); de enfrente, enfrentada, hostil a los discípulos; borrico, alusión a Zac 9,9: el rey/Mesías no violento; atado, este pasaje del AT se ignora en la teología oficial; que nadie ha montado todavía: nunca ha existido antes en Israel un líder que cumpliese esa profecía (2). Alfombrar el camino con los mantos: conferir el poder político (2 Re 9,4s.13) (8). Aclamación que responde a la idea mesiánica del pueblo: el Mesías será un nuevo David, el rey guerrero; Bendito, etc. (Sal 118,25-26, de un general victorioso) (9-10). El templo, como «la aldea», incluido en / dominado por Jerusalén; manipulación de Dios (11).

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