sábado, 13 de agosto de 2011

VII. EN EL TEMPLO: DENUNCIA Y CONTROVERSIA. Maldición de la higuera. Mc 11,12-25.

VII.EN EL TEMPLO: DENUNCIA Y CONTROVERSIA 

Maldición de la higuera (Mt 21,18-29)

12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, sintió hambre. 13Viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella, pero al acercarse no, encontró nada más que hojas, porque el tiempo no habla sido de higos. "Reaccionó diciéndole: 
-Nunca jamás coma ya nadie fruto tuyo.
Los discípulos lo estaban oyendo. 

Denuncia del templo (Mt 21,12-17; Lc 19,45-48; Jn 2,13-22)

15Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y empezó a echar a los que vendían y compraban allí; volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían palomas; 16y no consentía que nadie transportase objetos atravesando por el templo. 17Luego se puso a enseñar diciendo:
-¿No está escrito: “Mi casa ha de llamarse casa de oración para todos los pueblos”? En cambio, vosotros la tenéis convertida en una cueva de bandidos.
18Se enteraron los sumos sacerdotes y los letrados y buscaban una manera de acabar con él; de hecho, le tenían miedo, porque toda la multitud estaba impresionada de su enseñanza.
19Cuando anocheció, salieron fuera de la ciudad.

 La higuera seca (Mt 21,20-22)

20 Al pasar por la mañana vieron la higuera seca de raíz. 21 Pedro se acordó y le dijo a Jesús:   
-Rabbí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
22Jesús le repuso:
-Tened fe en Dios. 23 Os aseguro que quien diga a ese monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, y no vacile en su interior, sino que tenga fe en que lo que dice va a suceder, lo obtendrá. 24Por eso os digo: cualquier cosa que pidáis en vuestra oración, tened fe en que la habéis recibido y la obtendréis. 25Y cuando estéis orando, perdonad lo que tengáis contra quien sea, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras faltas.

EXPLICACIÓN.

11,12-12,4. Séptima sección: En el templo. El tema del dinero aparece en el tríptico inicial (11,12-25; cf. 15-17) Y en la perícopa final (12,41-44). Entre estas unidades se intercalan dos trípticos de polémica (11,27-12,17; 12,28-40), separados por una perícopa central (12,18-27).

12-25. Tríptico inicial: La denuncia del templo (11,15-19), situada entre la maldición de la higuera (11,12-14) y su cumplimiento (11,20), hace de la higuera una figura del templo/institución.

a) (11,12-14): Frondosidad engañosa que oculta la esterilidad (13); el tiempo no había sido de higos (impf. por plpf., como en 11,32), alusión a 1,15: «Se ha cumplido el plazo/tiempo», el de la antigua alianza, que no ha dado fruto (13). Jesús confirma su esterilidad para siempre: ha terminado su papel histórico (14).

b) (11,15-19): El templo, instrumento de explotación económica: comercio religioso (cf. Zac 14,21), cambio de moneda (alusión al tributo, a las ofrendas y al tesoro); en particular, explotación de los pobres (ofrenda de palomas para sacrificios expiatorios, cf. Lv 5,7; 14,22.30s) (15); profanado, convertido en vía pública (16). La enseñanza explica la denuncia; para todos los pueblos (Is 56,7): traición a la misión universal de Israel; debía haber constituido una sociedad justa que hubiese atraído a los paganos al conocimiento del verdadero Dios; cueva de bandidos (Jr 7,11), donde se almacena el botín de las depredaciones (alusión al tesoro); se insinúa ya la destrucción del templo (cf. Jr. 7,12-15) (17). Intención y miedo de los dirigentes (18; cf. 14,1). Jesús no pasa la noche en la ciudad (19).


c) (11,20-25): La maldición ha causado la muerte de la higuera (cf. 13,2: destrucción del templo); lo que no cumple su finalidad no tiene razón de existir (20). Por segunda vez, Pedro muestra su actitud llamando a Jesús Rabbí (cf. 9,5; Judas en 14,45), maestro que se atiene a la tradición del judaísmo, y le hace notar el poder de su palabra: podría aniquilar a sus enemigos sin necesidad de afrontar la muerte (cf. 2 Re 2,24; 9,25s.34-37); pero la ruina de la higuera/institución no se debe a la sola palabra de Jesús, sino a su denuncia y ruptura, que le acarreará la muerte (11,17s) (20-21). Tener fe, cf. 4,40, en contraste con el miedo; exhortación a no temer (2). También el discípulo debe romper radicalmente con la institución (el monte, el del templo u otro que simbolice un sistema legitimado por la presencia divina) y desear su desaparición (quítate de ahí y tírate al mar, cf. 5,13); su ruptura tendrá eficacia si no vacila, pues, como en el caso de Jesús, la institución se propondrá suprimir a los que rompen con ella (23). Explica el «tener fe en Dios» (cf. v. 22): la fuerza de Dios, a disposición del discípulo, para afrontar las consecuencias de su ruptura (24). Condición: no sentir hostilidad contra los hombres: la ruptura no se hace por odio a los opresores, sino para evitar que continúe la opresión. Exclusión de todo espíritu de violencia (25). Algunos mss. añaden el v. 26, tomado de Mt 6,15.

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